4. La creencia en los símbolos de clase




La historia del ser humano está articulada por tres sistemas fundamentales, como son el sistema religioso, el político y el económico. Pero cuando se habla de la historia, la economía no siempre se ha considerado como «hecho histórico» y, sin embargo, es el andamiaje que va apuntalando sus grandes logros. Al público en general le interesan más las epopeyas de Alejandro el Magno por Asia que la forma en que iba organizando la compleja intendencia de su ejército, pero es obvio que sin ella las conquistas no hubieran sido posibles. Pocos saben que los éxitos de Napoleón se debieron en parte a que sus soldados, por primera vez en la historia de la guerra, se alimentaban con productos conservados en recipientes cerrados al vacío; es decir, utilizaron las primeras latas de conserva, lo que facilitaba su movilidad. Tiene más aceptación popular la «acción» que la «organización». Sin embargo, es la economía la que sostiene al ser humano y sostendrá también a su historia.

Habíamos dicho que la economía era el uso libre y creativo del «capital tiempo» en beneficio de la propia supervivencia. Pero esta escueta definición a lo que nos lleva es a una «economía de supervivencia», es decir, «poco creativa y poco rentable». Tendrá que aparecer otra forma de economía más evolucionada, más libre y más rentable. Esa será sin duda la «economía de mercado». Es decir, una economía donde intervengan nuevos elementos, como son los bienes de consumo destinados al mercado. En otras palabras, la verdadera economía empieza con el comercio.

Descubrir la actividad comercial no sólo le permitirá al ser humano entrar de lleno en la economía como tal, que no se diferencia en nada de la moderna, sino que supondrá un revolucionario y gigantesco paso en sus relaciones personales con su propio clan familiar y con los otros clanes que darán origen a las tribus, y a la larga será la base para la creación de la sociedad nacional y del Estado. Es más, la economía de mercado y su sociedad son dos fenómenos que suceden al mismo tiempo y son la una consecuencia de la otra. Pero, una vez más, no puedo evitar volver a mi terquedad de no dar nada por entendido si previamente no lo definimos. Así, me pregunto, ¿qué es el comercio?, y ¿qué será la causa del comercio? Lo sencillo y convencional es utilizar la definición generalmente aceptada: «El comercio es el intercambio de mercancías con beneficio». Bien, pero ¿qué origina el comercio? Porque el trueque, primera fase del intercambio de mercancías no es propiamente dicho «comercio». Entonces ¿cómo y por qué surge el comercio? La respuesta es similar a la que dábamos sobre la creación del futuro, que todo sucede como la consecuencia de nuevas «creencias» que llevarán a nuevas «creaciones», y una de ellas es precisamente la que dará origen la lucrativa actividad del comercio.

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